sábado, 1 de marzo de 2014

Drones

Últimamente se habla mucho de ellos. Son los drones, vehículos aéreos no tripulados controlados de forma remota o autónomos. Hace tiempo que se vienen utilizando, más bien en ámbitos militares; pero ahora hay más empresas que los desarrollan y comercializan, a la vez que aumentan las aplicaciones militares y sobre todo civiles para las que pueden emplearse. Estas aplicaciones resultan de lo más variopintas: tareas de vigilancia o seguridad, localización y rescate, envío de material, fotografía de regiones o zonas, exploración, lucha contra incendios, etc.

Originalmente estos drones eran vehículos controlados de forma remota. Cada vez más se tiende a un funcionamiento autónomo, lo cual incrementa sus posibilidades de uso. Crece el uso civil, y en el ámbito científico también pueden jugar un papel muy importante. Dando un paso más allá, imaginemos por un momento cómo se les podría emplear en un futuro, tal vez no tan lejano, en la exploración del espacio. Imaginemos alguno de estos "extraños" artefactos sobrevolando la superficie de un planeta o de alguna luna en busca de indicios de vida, fotografiando el terreno o reconociéndolo para valorar una posible base o asentamiento.

La NASA ya ha probado los drones para la exploración de volcanes. Son entornos demasiado peligrosos para aviones tripulados. Y esa es la idea que subyace en la exploración del espacio. Veremos lo que va deparando el futuro.

Saludos nocturnos.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Basura tecnológica

En este tiempo en el que vivimos, el marcado proceso de aceleración tecnológica que lo caracteriza ha generado no pocos debates y situaciones comprometidas y contradictorias. Una de ellas se resumiría con una pregunta: ¿qué hacemos con la basura tecnológica? En efecto, en la sociedad de consumo no solo se generan residuos de alimentos o ingentes cantidades de plásticos en forma de envases, envoltorios, etc. Los productos tecnológicos, conforme dejan de funcionar o simplemente son reemplazados por "no quedarnos atrás", son molestos elementos con los que no sabemos muy bien qué hacer. Todos tenemos la idea del reciclaje, de que algo se hace con ellos. Y así es, algo se hace. Pero se recicla solo una pequeña cantidad, mientras que infinidad de residuos tecnológicos, muchos contaminantes, quedan depositados en zonas de países subdesarrollados o en vías de desarrollo. Estas zonas quedan marcadas, contaminadas, generando además enfermedades en poblaciones que se afanan en sacar una pizca de rendimiento de lo que para los países más desarrollados o consumidores es basura.

Se habla en ocasiones de obsolescencia programada, un concepto que viene a indicar esa vida limitada desde su concepción para los productos de nuestra sociedad, en particular los tecnológicos, para que queden sin uso o desfasados y pasemos a consumir los siguientes que correspondan. Puede que esto sea siempre así y puede que haya honrosas excepciones. Lo que nos toca es ejercer un consumo responsable, para minimizar el impacto en las vidas de otros, que ni siquiera tienen acceso, a veces, a las necesidades más básicas. Renunciar a la tecnología puede no ser el camino; hay otros, desde la responsabilidad y la concienciación global, ecológica y de futuro. Baterías, pantallas de ordenador, televisores, teléfonos móviles y muchos otros componentes no pueden ser arrojados a un contenedor con despreocupación. Pongamos la tecnología a nuestro servicio, no nos pongamos al suyo.

Saludos nocturnos.

martes, 7 de enero de 2014

Amazonia

En año nuevo propósitos nuevos. O deseos nuevos. No importa cómo los llamemos. Por mi parte, para empezar este año 2014 mi deseo puede ser que crezca el respeto por la naturaleza y los bosques, y especialmente por el mayor de todos, del que depende buena parte del clima presente de la Tierra: la Amazonia. Esta inmensa selva, de unos seis millones de kilómetros cuadrados, es mucho más que el pulmón de nuestro planeta. Almacena ingentes cantidades de dióxido de carbono, que, de no ser absorbidas, contribuirán de manera decisiva al calentamiento global.

Muy atrás, o quizás no tanto, quedan los tiempos en que la Tierra estaba cubierta por grandes manchas forestales y selváticas. Por desgracia, avanza la deforestación, no solo en la cuenca del Amazonas y sus grandes y pequeños afluentes. No es que los desiertos no encierren belleza, pues la tienen sin duda, pero es delicado el equilibrio entre árboles y arena, y el mundo cambia mucho con una pequeña cantidad más de unos o de otras. Los avisos sobre tala de árboles o quema de zonas verdes para alimentar ganado que sostenga un consumo de masas están dados. Unos creen más que otros en ellos. En nuestras manos siempre está alguna acción, por pequeña que sea: al menos, ser conscientes y hacer un consumo racional, ser respetuosos cuando estemos en contacto con la naturaleza, sea un pequeño parque o jardín de nuestra ciudad o sea la gran Amazonia, etc.

Debe ser un objetivo preservar la inmensa biodiversidad de la Amazonia. Hay obstáculos, en lo que no deja de ser una batalla o lucha de intereses, como tantas y tantas veces. A veces puede parecer que apenas tenemos algo que decir, desde tan lejos. Pero de nuestras decisiones puede depender que los bosques y selvas en la Tierra sean realidad y no imaginación o ensoñaciones del pasado.

Un saludo de año nuevo.

Dejo un par de enlaces:


jueves, 28 de noviembre de 2013

Mares y océanos

El planeta Tierra es realmente un planeta de agua. Más del 70% de la superficie de nuestro mundo está cubierta por mares y océanos, que constituyen el 96% del agua en él. Además, se estima que entre un 50% y un 80% de la vida la albergan estos mares y océanos. Muchos son sobradamente conocidos: oceáno Atlántico, océano Pacífico, mar Mediterráneo, mar del Norte...

Cinco océanos y gran cantidad de mares en ellos. Joyas que hacen de la Tierra un lugar único cuando menos en el sistema solar; y, sin embargo, distintas amenazas como la contaminación o el calentamiento global se ciernen sobre ellos y sobre nosotros, sin ser conscientes, demasiado ocupados en nuestros problemas cotidianos o, lo que es peor, sin que importe. El efecto regulador en el clima de los oceános y las corrientes oceánicas es conocido, y no hablemos de las consecuencias que puede tener el deshielo y una subida del nivel de todos los oceános a nivel global (no solo del Ártico o el Antártico). En cuanto a la contaminación, son distintos los grandes derrames de petróleo en las últimas décadas, así como el vertido de basuras como bolsas de plástico u otros residuos con los que no sabemos qué hacer, por no hablar de lo que arrastran los ríos en su camino. Como siempre, la situación es mucho más seria en los países en vías de desarrollo (China, por ejemplo), o en los del tercer mundo, donde las implicaciones en forma de enfermedades o mala calidad de vida, dificultades para las cosechas, etc. son mucho más que una posibilidad un hecho.

La Asamblea General de las Naciones Unidas estableció en 2008 que, a partir de 2009, el día 8 de junio fuera el Día Mundial de los Oceános. Puede que esto no sirva de mucho, pero es al menos un aviso, un llamamiento y un recordatorio. Los mares y océanos están ahí no para ofrecernos playas, ni mucho menos, sino como grandes garantes de un delicado equilibrio medioambiental que por momentos se tambalea, y esto no es imaginación.

Dejo un par de enlaces:



Un saludo.

sábado, 19 de octubre de 2013

Astrobiología

La astrobiología es una disciplina científica que se ocupa de estudiar el origen y existencia de vida en el conjunto del Universo, también en la Tierra. Dentro de la astrobiología, la exobiología se ocupa específicamente de estudiar las posibilidades de vida extraterrestre.

En esta disciplina se aúnan, como no puede ser de otro modo, la astrofísica, la biología o la geología, y se auxilia de la matemática, la estadística o la informática, para tratar de llegar a conclusiones fehacientes. A día de hoy, no se ha hallado evidencia que muestre la existencia de vida fuera de la Tierra, aunque numerosos lugares candidatos, dentro y fuera del sistema solar, esperan que seamos capaces de profundizar en su conocimiento. Es esta, pues, una rama científica con amplias perspectivas de poderse desarrollar, siempre desde el máximo rigor, y que cuenta con cierta popularidad (aunque no se la cite por su nombre), principalmente en lo que se refiere al planeta Marte, su exploración y las noticias que genera.

Es una ciencia con un alto componente de trascendencia. Busca respuesta a grandes preguntas: ¿qué es la vida?, ¿cómo surgió la vida en la Tierra?,¿cómo puede evolucionar la vida en la Tierra?, ¿cómo puede evolucionar la vida?, ¿hay vida extraterrestre? Grandes preguntas, y la respuesta puede ser microscópica en algún caso. Las esperanzas se centran especialmente en algún organismo unicelular, bacterias, etc., sin dejar de creer que puede haber algo más. Científicos como Carl Sagan ya imaginaron sorprendentes habitantes en Júpiter o en otros planetas, y la vista se dirige a lugares donde se cree puede haber agua líquida, Marte, Europa, Encélado, o importantes atmósferas y "ecosistemas" equivalentes, como Titán.

La astrobiología trata de avanzar, y puede que algún día logre que la ciencia-ficción sea realidad. Puede haber algo de miedo, el miedo a lo desconocido, a lo que se puede encontrar; pero es inevitable querer saber algo más y, acaso, saber que hay vida fuera de la Tierra, más allá de que cierta lógica y la probabilidad digan que tiene que haberla...

Un saludo de sábado tarde.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Profundidades abisales


Desde el punto de vista del ser humano, puede decirse que todos los lugares fuera de la Tierra son extremos. Pero, realmente, no debemos viajar muy lejos para hallar esos lugares. Los hay en la Tierra. Uno de ellos lo conforman las profundidades abisales, esas grandes profundidades oceánicas donde la luz solar no llega y donde, en contra de lo que la razón indicaría, se desarrolla una fauna propia, peculiar y sorprendente. Se encuentran peces de apariencias frecuentemente monstruosas, desde luego muy distintas a las de los que más conocemos. También, invertebrados como arañas de mar, pólipos o esponjas, de gran tamaño: de hecho se dan fenómenos de gigantismo.

Lo que no existe en estas zonas, que en conjunto cubren más del 70% de todos los océanos, son algas verdes que realicen la fotosíntesis. Llegan detritos de las zonas superiores, y en las chimeneas de las zonas volcánicas submarinas se da quimiosíntesis por bacterias. Tal vez increíble, pero la vida se abre camino de un modo u otro.

En ocasiones, las llanuras oceánicas se hunden en fosas abisales, de varios kilómetros de profundidad, y allí lo extremo se hace ya difícilmente imaginable. Aunque no hay límites para la imaginación, y acaso tampoco para la vida.

Saludos desde tierra firme, al menos por ahora.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Los cinturones de Van Allen

El Sol es un astro benefactor, pero también pueden ser letal. Su potencial poder destructivo es casi inimaginable; pero convivimos con él, al menos por ahora y hasta dentro de unos 5000 millones de años, de una manera razonablemente armoniosa. Podríamos decir que este amable equilibrio se lo debemos al campo magnético de la Tierra, el cual, a modo de escudo, desvía e impide que las partículas altamente energéticas procedentes del Sol (el viento solar) atraviesen la atmósfera de nuestro planeta, lleguen a la superficie y tengan consecuencias fatales para la vida a corto y medio plazo. 

Se conoce como magnetosfera la región alrededor del planeta donde las partículas cósmicas quedan concentradas y son desviadas. En ella destacan los cinturones de Van Allen como zonas en forma de anillo toroidal en las que se da circulación de protones y electrones, en grandes cantidades, entre los polos terrestres. Esas partículas quedan detenidas en los cinturones, y en los polos, al llegar a la alta atmósfera, generarán el fenómeno de las auroras, boreales o australes. Pero no hay peligro. La vida queda salvaguardada, gracias al movimiento de rotación de la Tierra, que genera el campo magnético.

No solo nuestro planeta posee magnetosfera. Todos los planetas con campo magnético la tienen: Mercurio, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno. Incluso algunos satélites. En Marte, una de las hipótesis para explicar la ausencia de vida es que en un momento dado de su historia se detuvo el núcleo. Así, el campo magnético se haría tan débil como es actualmente, y al no poder retener las poderosas radiaciones solares y cósmicas, la vida se vio, probablemente, abocada a su fin, y cambió la fisonomía del que, aun así, es candidato para albergarla.

Un saludo.