domingo, 27 de mayo de 2012

El futuro de la energía

En las próximas décadas, muy probablemente asistamos a una paulatina pero irreversible transformación de las fuentes de energía. Actualmente, el grueso de estas deriva de los combustibles fósiles. Pero las reservas de petróleo, por ejemplo, no parecen dar para mucho más de cien años. Y esto, en términos de civilización humana, es muy poco.

El futuro de la energía es tanto como el futuro de la humanidad. A día de hoy, el complejo sistema de vida de la sociedad occidental, y en particular de su entramado de transportes, se sustenta en un consumo masivo de combustibles fósiles. Los biocombustibles (bioetanol y biodiésel) son intentos de reemplazar al petróleo, pero sus rendimientos parecen estar por debajo de lo esperado. En otros casos se trata de crear vehículos propulsados por otras energías (electricidad, pilas de combustible), pero este desarrollo no va lo deprisa que sería deseable.

En otros ámbitos, aparecen energías como la nuclear, sobre las que se suscitan muchas controversias, algunas justificadas, y que no convence a la opinión pública. Se han construido en los últimos tiempos grandes centrales hidroeléctricas como la de las Tres Gargantas en China, pero el impacto ambiental resulta descomunal y tal vez desproporcionado. Las energías solar y eólica son limpias, pero no acaban de despuntar, y si lo hacen es porque llegan pingües ayudas públicas que las subvencionan.

Se piensa en la fusión nuclear, pero es una forma de energía tremendamente difícil de generar en la Tierra. Se trata de la forma en que las estrellas se consumen en su vida de millones de años, quemando hidrógeno para generar helio. Pero ya sabemos de las enormes temperaturas de las que estamos hablando. Aun así, se van consiguiendo algunos resultados, como en el proyecto ITER.

Así pues, cabe preguntarse por el futuro de la energía, y por el de la humanidad. Si dejamos que se agote el petróleo sin haber logrado una alternativa realmente viable, tal vez no se pueda sostener un grado de desarrollo similar al actual, y quizás no estemos dispuestos a eso. ¿Sería posible el mismo nivel de transporte de hoy día? Y, por otro lado, ¿vamos a agotar la última gota de petróleo, y a seguir contaminando hasta el último instante, en lugar de fomentar un cambio limpio lo más cercano posible? 

Saludos.

domingo, 13 de mayo de 2012

Ecuaciones y fórmulas

Rigen el comportamiento del universo y tienen una repercusión en nuestra vida mucho más allá de lo que somos conscientes. Y no son las estrellas, los hados o las alineaciones planetarias. Son las ecuaciones y las fórmulas que describen el funcionamiento de la naturaleza, en su sentido más amplio. ¿Quién no ha oído hablar de la ley de la gravedad o de la ley de Coulomb? En realidad, en principio deben formar parte de nuestros conocimientos generales. Y muchas otras, como las leyes de la termodinámica, el electromagnetismo o la mecánica cuántica. Unas se derivan de otras, y conforman un entramado descriptivo no siempre fácil de comprender, pero que funciona.

A pesar de que las ecuaciones y las fórmulas pueden parecer frías y ásperas, no restan un ápice de belleza al universo que describen, si somos capaces de verla. No le restan belleza, y no la impiden. Al contrario, si se piensa bien, son un acercamiento distinto, y también bello, a su manera, a aquellos fenómenos, objetos o comportamientos que representan. Y, en todo caso, siempre podemos ir más allá a través de la imaginación y de las preguntas. ¿Por qué las cosas son así?

Un saludo.