jueves, 22 de julio de 2010

Ciudades y progreso

En estas noches de verano recomiendo mirar al cielo en busca de estrellas y constelaciones, en la medida en que lo permita la alta iluminación de nuestras ciudades, naturalmente. Las ciudades... De ellas quería hablar. Si vivimos en un pueblo las posibilidades de contemplar bien el cielo nocturno crecen notablemente. En las ciudades no es tan sencillo. Han crecido demasiado, muchas de ellas. Y la pregunta sería: ¿cuánto pueden crecer las ciudades? ¿Es posible que su crecimiento sea ilimitado y alguna vez el ser humano viva en un planeta que sea "todo ciudad"? Lo cierto es que la tendencia del desarrollo actual es el estilo de vida urbano. Pero en ciudades de veinte o treinta millones de habitantes, y también de menos, no siempre todo es calidad de vida, ni mucho menos. El modelo está en tela de juicio, aunque es el que se mantiene. Hace unos días veía una película con un mensaje final de cariz ecologista, y pensé que no le faltaba razón. Hay un lado muy oscuro en el desarrollo, y la contaminación del mundo o el crecimiento a veces irracional de las ciudades no deberían prevalecer sobre la calidad de nuestras vidas. Hay quienes preconizan una vuelta a un estilo de vida más sencillo, más básico, y creo que tampoco les falta razón. Probablemente el mejor camino sea un término medio, aunque el término medio suele ser bastante difícil de lograr.


Un saludo de verano.

domingo, 4 de julio de 2010

Viajes en el espacio

Imaginemos por un momento que un viaje a Marte nos lleva un par de días, o unas pocas semanas llegar a los confines del Sistema Solar, por ejemplo a Neptuno. Es decir, una reducción enorme en la duración de los viajes espaciales. La investigación sobre el Sistema Solar avanzaría mucho más deprisa. Para que esto sea posible es indispensable el desarrollo de naves propulsadas por energías que no sean los combustibles actuales. En las universidades y en la NASA hace tiempo que están pensando en distintas opciones para que esa soñada llegada a otros mundos se realice en plazos razonables. Una de las propuestas que más convence es la llamada vela solar. Se trata de dotar los satélites u otras naves de un elemento a modo de vela (como en los veleros), y esa vela recogería el bombardeo de partículas solares, un chorro de energía pura con el que se logran, en la teoría, velocidades muy superiores a las que nos dan los combustibles actuales.

El tiempo nos dirá si vemos en la práctica una teoría como esta, u otras que produzcan como resultado un paso importante para que el Sistema Solar esté un poco más al alcance con todos sus misterios.

Saludos.