sábado, 23 de marzo de 2013

Las cuatro estaciones

Este pasado miércoles comenzó la primavera, una de las cuatro estaciones en que dividimos el calendario, el tiempo anual, y, en definitiva, el viaje de traslación de la Tierra alrededor del Sol. Ha arrancado más bien tímidamente, pero ahí está, y ¿estará? En principio, afirmaríamos, y la esperaríamos año tras año. Es lo natural y lo que conocemos. Sin embargo, para algunos, uno de los efectos más destacados del cambio climático puede ser la desaparación de las dos estaciones "intermedias", primavera y otoño, en beneficio de las más extremas, verano e invierno. En otras palabras, un calentamiento global consecuencia (o reflejo) de un cambio climático, podría implicar transiciones más bruscas del calor al frío de las que conocemos, sin períodos de cambio gradual.

Las consecuencias de este hecho son muy variadas, y más relevantes de lo que parecen. Supondrían, probablemente, dificultades de adaptación para numerosas especies animales, y sobre todo vegetales. Se alterarían sus ritmos, ¿y qué implicaciones pueden tener estas alteraciones? Se está estudiando, mientras se sigue advirtiendo que hay un conjunto de evidencias que señalan cambios en el clima detrás de los cuales estaría la mano del hombre.

Las cuatro estaciones son algo conocido, natural en las zonas templadas de ambos hemisferios terrestres. En las zonas tropicales o ecuatoriales más bien habría que hablar de dos estaciones o períodos marcados, por ejemplo estación de lluvias y estación seca. Así, la posibilidad de aumento de temperaturas medias en zonas templadas encaja con esa pérdida de estaciones intermedias, para parecerse a estas otras regiones. Algo que también estaría en consonancia con el crecimiento constatado de distintos desiertos (especialmente el Sáhara).

Así que una primavera o un otoño más fríos o cálidos de lo habitual pueden ser algo normal, pero será bueno pensar todo lo posible en el futuro de nuestro planeta.


Un saludo.

viernes, 8 de marzo de 2013

Viajes espaciales

Hasta la fecha, el ser humano ha logrado dejar su huella, literalmente, en un único lugar del Sistema Solar, aparte de la Tierra, y es su satélite, la Luna. Comparativamente con otros mundos, era esta con diferencia la aventura más asequible, sin restarle un ápice de mérito. Muchos han sido desde antes de ese logro los que han soñado con los viajes espaciales, y más lejos, desde luego. Lo que durante mucho tiempo fue poco más que ciencia-ficción ha ido cobrando fuerza con el paso de los años y el progreso de la técnica. El objetivo más atractivo parece ser Marte, y los más optimistas sitúan la llegada del hombre allí en un futuro no demasiado lejano, tal vez 2030. Se trata de un reto que excede con creces el viaje a la Luna, y la coyuntura económica o la falta de decisión política pueden demorar el salto. De cualquier forma, parece que será algo que ocurrirá, tarde o temprano.

Otros mundos aguardan también nuestra visita, pero pasará mucho más tiempo hasta que puedan llegar a ellos misiones tripuladas: Júpiter, Saturno, Europa, Encélado, Titán... La imaginación es nuestro vehículo hasta entonces. 

Hay otros viajes que ya están aquí mismo. Se han hecho unos cuantos ya a la Estación Espacial Internacional. No solo astronautas, también algún turista, a cambio de sustanciales sumas de dinero. Y parece que estos viajes turísticos pueden ir a más en muy breve plazo de tiempo, a cambio, de nuevo, de los correspondientes desembolsos dinerarios. Algo frívolo, probablemente; pero también una forma de adquirir una experiencia para el futuro. Y quién sabe si este no se hallará más cerca de lo que pensamos.

Saludos nocturnos.