viernes, 19 de octubre de 2012

Nebulosas

En la contemplación del universo, si dispusiéramos de unos buenos telescopios, o, incluso, en algún caso, sin ellos, tal vez aparecieran como los más hermosos objetos las nebulosas, concentraciones de gas y polvo donde acontece el nacimiento de las estrellas, o restos de estrellas extintas o en proceso de extinción. Aparecerían ante nuestros ojos de los más diversos colores y formas, y sus propios nombres son una evocación para la imaginación: la Cola de Caballo en Orión, Saco de Carbón en la Cruz del Sur, la del Águila en la constelación de la Serpiente, Trífida y de la Laguna en Sagitario, la del Anillo en Lira, Hélice y Cangrejo en Acuario. La nebulosa M42 o de Orión es la más cercana a la Tierra y observable a simple vista. Junto a ella otras como M78 y la nebulosa de la Flama. Todas ellas rivalizan en belleza, aunque cada uno podría tener su favorita por razones diversas. Y son objetos de sumo interés para la astronomía, por su origen y por lo que contienen o pueden contener, desde estrellas enanas blancas o púlsares a posibles planetas gaseosos, como en el caso de la nebulosa de la Flama. 

La composición de estas nubes de gas y polvo en sí misma ya justifica su estudio. Los elementos químicos que conocemos en la Tierra pueden provenir, y de hecho provienen, de las estrellas. ¿Qué aguarda por descubrir tras esos vaporosos tejidos de mil colores y hermosas conformaciones? ¿Algún nuevo elemento, o algo más sorprendente si cabe? La imaginación está abierta al descubrimiento.

Saludos de medianoche lluviosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario