jueves, 29 de marzo de 2012

El límite K-T

Las extinciones masivas de especies han sido relativamente frecuentes a lo largo de la historia de la Tierra. Bien sea por causas propias de nuestro planeta, bien por causas externas, cada cierto número de miles o millones de años la vida en la Tierra se pone a prueba de forma global. Después, nos quedan huellas, testimonios, de tales acontecimientos. 

Aunque no la mayor, de todas las extinciones la más conocida es la de los dinosaurios, entre los períodos Cretácico y Terciario. La teoría avalada que explica el final de los grandes saurios es el choque de un gran meteorito en lo que hoy es, aproximadamente, la península del Yucatán. La huella de aquel impacto es un estrato conocido como límite K-T (siglas que vienen de Cretácico y Terciario en alemán). Por debajo de él se encuentran restos fósiles de dinosaurios. Por encima, ninguno. Además, la presencia de iridio es abundante en él, y el iridio es un elemento escaso en la Tierra, pero frecuente en los meteoritos. ¿Es la prueba fehaciente de la hipótesis del gran impacto?

El límite K-T se encuentra por toda la Tierra. Los estudios más recientes revelan una sorpresa a mayores. Y es que las mediciones muestran, a partir del hallazgo del límite K-T, que la extinción se produjo no hace 65 millones de años, como se creía, sino más bien hace unos 66 millones. Millón de años arriba o abajo puede no ser demasiado para el universo, pero la ciencia trata de ser lo más exacta posible. Y hay más sorpresas: la extinción masiva no fue tan masiva. Sabido es que incipientes mamíferos lograron abrirse camino, así como otras criaturas; y, según descubrimientos recientes, alguna especie de dinosaurio pudo sobrevivir hasta 700.000 años después del cataclismo, lo cual llevaría a replantearse, al menos en parte, las teorías. Pero por ahora el límite K-T permanece como marca indeleble de un desafío total para la vida, al que no todos lograron adaptarse.

Saludos de medianoche.

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