El planeta Tierra es realmente un planeta de agua. Más del 70% de la superficie de nuestro mundo está cubierta por mares y océanos, que constituyen el 96% del agua en él. Además, se estima que entre un 50% y un 80% de la vida la albergan estos mares y océanos. Muchos son sobradamente conocidos: oceáno Atlántico, océano Pacífico, mar Mediterráneo, mar del Norte...
Cinco océanos y gran cantidad de mares en ellos. Joyas que hacen de la Tierra un lugar único cuando menos en el sistema solar; y, sin embargo, distintas amenazas como la contaminación o el calentamiento global se ciernen sobre ellos y sobre nosotros, sin ser conscientes, demasiado ocupados en nuestros problemas cotidianos o, lo que es peor, sin que importe. El efecto regulador en el clima de los oceános y las corrientes oceánicas es conocido, y no hablemos de las consecuencias que puede tener el deshielo y una subida del nivel de todos los oceános a nivel global (no solo del Ártico o el Antártico). En cuanto a la contaminación, son distintos los grandes derrames de petróleo en las últimas décadas, así como el vertido de basuras como bolsas de plástico u otros residuos con los que no sabemos qué hacer, por no hablar de lo que arrastran los ríos en su camino. Como siempre, la situación es mucho más seria en los países en vías de desarrollo (China, por ejemplo), o en los del tercer mundo, donde las implicaciones en forma de enfermedades o mala calidad de vida, dificultades para las cosechas, etc. son mucho más que una posibilidad un hecho.
La Asamblea General de las Naciones Unidas estableció en 2008 que, a partir de 2009, el día 8 de junio fuera el Día Mundial de los Oceános. Puede que esto no sirva de mucho, pero es al menos un aviso, un llamamiento y un recordatorio. Los mares y océanos están ahí no para ofrecernos playas, ni mucho menos, sino como grandes garantes de un delicado equilibrio medioambiental que por momentos se tambalea, y esto no es imaginación.
Dejo un par de enlaces:
Un saludo.
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