Hasta la fecha, el ser humano ha logrado dejar su huella, literalmente, en un único lugar del Sistema Solar, aparte de la Tierra, y es su satélite, la Luna. Comparativamente con otros mundos, era esta con diferencia la aventura más asequible, sin restarle un ápice de mérito. Muchos han sido desde antes de ese logro los que han soñado con los viajes espaciales, y más lejos, desde luego. Lo que durante mucho tiempo fue poco más que ciencia-ficción ha ido cobrando fuerza con el paso de los años y el progreso de la técnica. El objetivo más atractivo parece ser Marte, y los más optimistas sitúan la llegada del hombre allí en un futuro no demasiado lejano, tal vez 2030. Se trata de un reto que excede con creces el viaje a la Luna, y la coyuntura económica o la falta de decisión política pueden demorar el salto. De cualquier forma, parece que será algo que ocurrirá, tarde o temprano.
Otros mundos aguardan también nuestra visita, pero pasará mucho más tiempo hasta que puedan llegar a ellos misiones tripuladas: Júpiter, Saturno, Europa, Encélado, Titán... La imaginación es nuestro vehículo hasta entonces.
Hay otros viajes que ya están aquí mismo. Se han hecho unos cuantos ya a la Estación Espacial Internacional. No solo astronautas, también algún turista, a cambio de sustanciales sumas de dinero. Y parece que estos viajes turísticos pueden ir a más en muy breve plazo de tiempo, a cambio, de nuevo, de los correspondientes desembolsos dinerarios. Algo frívolo, probablemente; pero también una forma de adquirir una experiencia para el futuro. Y quién sabe si este no se hallará más cerca de lo que pensamos.
Saludos nocturnos.
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