La exploración del espacio es uno de los grandes hitos en la corta historia de la humanidad. Representa uno de los mayores éxitos para la ciencia y la tecnología. Gracias a estos avances, sabemos qué hay más allá de nuestro planeta, muy lejos, y en él mismo, pues también hemos aprendido a observar y analizar la Tierra.
Para estas tareas, resultan imprescindibles los satélites. Pero cuando dejan de ser útiles o se averían, entre otras posibles causas, quedan orbitando alrededor de la Tierra como basura espacial. Una chatarra muy cara, no exenta de problemas. Por ejemplo, en forma de colisiones con satélites que sí estén operativos, o, lo que es peor, poniendo en riesgo lanzamientos de misiones tripuladas. Porque, si bien algunos de estos restos son sumamente pequeños, como partículas de polvo o pintura, alcanzan velocidades muy elevadas, y el riesgo potencial asociado es, en consecuencia, alto.
Con al aumento de la exploración espacial, es de suponer que la chatarra espacial aumentará, y los riesgos también. Es un problema ya existente, al que se buscan soluciones. La Estación Espacial Internacional está blindada, pero seguramente no es perfecta. Y, en todo caso, estaría bien no convertir la órbita de la Tierra en un basurero flotante, más de lo que es ya, y reducirlo o eliminarlo a ser posible. Generamos ya demasiada basura aquí abajo, y es este otro problema a resolver y en el que pensar todos.
Saludos esperanzados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario